Los enemigos del restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, han difundido la idea de que la nominación de Roberta Jacobson para el cargo de embajadora en México, constituye una muestra del supuesto retroceso del proceso.
En realidad ha ocurrido todo lo contrario, gracias al éxito de su gestión en el caso cubano, Roberta Jacobson se ha convertido en una de las diplomáticas más renombradas de su país y ello explica que la designen para uno de los puestos más sensibles de la política exterior norteamericana.
Desde siempre, razones geográficas, económicas y de seguridad nacional, han determinado que México constituya la principal prioridad de la política de Estados Unidos hacia América Latina. Máxime, cuando ese país atraviesa por una crisis de gobernabilidad que afecta de manera directa el territorio de Estados Unidos y sus relaciones hemisféricas.
Jacobson está considerada una de las principales expertas norteamericanas en México y su trabajo se vincula con ese país desde los inicios de su carrera en 1988, sirviendo tanto a gobiernos republicanos como demócratas.
En 2002 fue nombrada directora de la oficina que atiende específicamente México en el Departamento de Estado, lo que la vinculó con el diseño y aprobación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), firmado por Estados Unidos con México y Canadá, sin dudas la alianza económica más importante de ese país en la región.
Una experiencia similar trató de abarcar todo el continente americano, mediante la creación del Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA), pero el proyecto se vino abajo por la renuencia de la mayoría de los países