Mucho se ha hablado sobre “el control de armas en los EE.UU” desde el pasado 14 de febrero de 2018, cuando se produjo un tiroteo masivo en la Escuela Secundaria Marjory Stoneman Douglas en Parkland, Florida, en el área metropolitana de Miami.
Nikolas Cruz, un joven de 19 años que había sido expulsado de la escuela, decidió abrir fuego con un fusil semiautomático contra sus excompañeros estudiantes y profesores: diecisiete personas murieron (14 de las víctimas eran menores de edad de entre 14 y 18 años) y catorce personas más fueron hospitalizadas, convirtiéndola en una de las masacres escolares más mortales del mundo y el tiroteo más letal en una escuela secundaria en la historia de los Estados Unidos de América.
Como era de esperar una ola de protestas se alzó –y aún continúa elevando sus voces- para exigir cambios a los legisladores y al presidente estadounidense Donald Trump por sus vínculos con el poderoso lobby de las armas National Rifle Association (NRA).
Uno de los rostros más visibles del momento, que se ha hecho viral, es el de Emma González, una joven de origen cubano hija de padres emigrados en 1968, quien ha pasado en poco tiempo de ser la sobreviviente de la masacre en Florida a convertirse en un polémico nuevo símbolo anti-armas en los Estados Unidos.
«A cada político que recibe donaciones de NRA: ¡qué vergüenza!», dijo la joven Emma González en un conmovedor acto en el que Trump fue atacado por las millonarias contribuciones que recibió de la NRA. «Qué vergüenza, qué vergüenza», replicó el público presente en ese acto contra las armas. «Si el presidente me dice que fue una terrible tragedia (…) y que no puede hacer nada, yo felizmente le voy a preguntar cuánto dinero recibió de la Asociación Nacional del Rifle», dijo González.
«No importa porque ahora lo sabemos, 30 millones de dólares», indicó la joven con enojo, comparando esta cantidad con el número de víctimas de tiroteos que han ensangrentado el país desde que comenzó el año. «¿Eso es lo que valen estas personas para usted señor Trump?», lanzó la joven ante varias decenas de personas reunidas para reclamar un control más severo de la venta de armas.
El poderoso mensaje de la joven inmediatamente se hizo viral y trending topic con su nombre en Twitter. Mientras tanto, Donald Trump no mencionó el problema de las armas en el discurso solemne que ofreció después del tiroteo, en el que insistió sobre el problema mental del asesino.
“Yo me llamo Emma González, tengo 18 años, soy cubana y bisexual”, así se definió Emma en la primera línea de un ensayo publicado en la revista Harper’s Bazaar dos semanas después de la masacre en su centro educativo. Hecho que la ha convertido además en blanco de la homofobia imperante en la extrema derecha de la política estadounidense, para quienes todos los adolescentes de Parkland que piden el control de las armas de fuego son infames revoltosos.
Curiosamente, los encendidos discursos de Emma González, y sus protestas ante un gobierno que prioriza los negocios y los fondos provenientes de las armas y no garantiza la seguridad de los estudiantes, la han convertido en blanco de ataque por parte de políticos republicanos como Marco Rubio, y en especial, el representante republicano de Iowa, Steve King, quien se ha apresurado a tildarla de “comunista” con vínculos ideológicos con el régimen de los Castro.
El representante republicano de Iowa, Steve King, uno de los políticos norteamericanos que se enfrenta duramente a las políticas pro-inmigrantes, relacionó a Emma González con el Partido Comunista de Cuba, y todo por «el parche» de la bandera cubana en la chaqueta – color verde olivo – que usó la joven durante su discurso en la «Marcha Por Nuestras Vidas»
«Así es como te ves cuando reclamas herencia cubana pero no hablas español e ignoras el hecho de que tus antepasados huyeron de la Isla cuando la dictadura convirtió a Cuba en un campo de prisioneros, después de quitar todas las armas de sus ciudadanos, de ahí su derecho a la autodefensa», dijo King, junto a la foto de Emma.
King, además, comparó a Emma y a uno de sus compañeros, David Hogg, con los comunistas, informó el New York Daily News en un artículo el pasado lunes.
Curiosamente, no sólo se revivió así el recurrente debate sobre la venta libre de armas, que defienden con fuerza los responsables de la NRA y hasta la Corte Suprema de los Estados Unidos, sino uno más profundo que toca sensiblemente el corazón de la diáspora cubana: LA VERACIDAD DEL SUEÑO AMERICANO.
Como cubanoamericano dejas Cuba y partes hacia «la Tierra prometida» en cuanto a «Derechos Humanos, Libertad y Democracia»; sin embargo, cuando suceden hechos donde «el Sueño Americano» se te convierte en “Pesadilla”, no importa que tu familia y tú sean detractores del Régimen de los Castro, tampoco importa que lleven décadas construyendo una vida orgullosos de su identidad como «cubanoamericanos»: igualmente pueden ser considerados «COMUNISTAS» indignos de ser escuchados en sus reclamos.
Y se abre así una interesante reflexión que ha calado hondo en la diáspora cubanoamericana y de la que se hacen eco las redes sociales: pues al parecer el caso Emma González ha puesto en evidencia un interesante hecho: HAY UNA NUEVA DEFINICIÓN DE “COMUNISMO”.
Un sencillo test en tan sólo 10 pasos, pone en evidencia a todo inmigrante comunista con despreciables nexos ideológicos con la «tiranía terrorista de los Castro», según estos planteamientos de tan reputados políticos estadounidenses como Marco Rubio y Steve King.