Parece que no ha pasado el tiempo cuando se escucha su voz aún afinada o los acordes casi idénticos a los de esa época inicial en que soñaba con hacer vibrar escenarios. Se desdobla con la misma facilidad y parece burlarse, entre otras cosas, de lustros alejados de los aplausos y la euforia ensordecedora.
Luce casi un delirio verla una vez más caminando por las calles de La Habana. Para muchos, fue una voz que marcó una época en el rock cubano, más allá de prejuicios musicales; pero por razones ajenas a la propia cantante, dejó de hacerse sentir.
No es una escena surrealista: después de dos décadas fuera de Cuba, Tanya volvió hace un año y medio con deseos de reconquistar al público cubano y hacerle saber que dejó de estar “acorralada” para entonar, una vez más, Ese hombre está loco. Sigue leyendo