Por Alfredo Corchado
Cuando la noticia del mayor deshielo político en más de medio siglo entre EE.UU. y Cuba llegó al fin, Cynthia Thomas descubrió una nostalgia inusual.
“Necesitaba un ron con Coca Cola, y estaba feliz de no tener algo que hacer ese mediodía”, dijo con una risa. “Nada de lágrimas, tan solo eufórica, entumecida y asombrada. Tanto que necesitaba un trago”.
Durante más de 14 años, Thomas libró una batalla cuesta arriba para ayudar a crear las bases para que las compañías de Texas pudieran hacer negocios en Cuba. La orden ejecutiva del presidente Obama el 17 de diciembre para normalizar las relaciones con Cuba y “zafarse de los grilletes del pasado” da fin a uno de los últimos vestigios de la Guerra Fría y brinda a los texanos una nueva oportunidad. Sigue leyendo