La noticia del histórico restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana ha creado temor de que desaparezca la ventaja con que han contado hasta ahora los cubanos frente a emigrantes de otras nacionalidades al llegar a Estados Unidos, reporta la AP.
Durante casi medio siglo, la Ley de Ajuste a dado a quienes escapan de la Isla una vía casi segura a la residencia legal y posteriormente a la naturalización. El régimen la califica de «asesina» y la culpa de que los cubanos se lancen al mar para intentar llegar a Estados Unidos, sin reconocer la persecución política, la falta de libertades y de opciones económicas en Cuba.
Funcionarios estadounidenses dicen que no hay planes inmediatos para cambiar leyes o políticas de inmigración. Pero en momentos que los gobiernos de Barack Obama y Raúl Castro negocian la reanudación de relaciones diplomáticas, muchos cubanos se preguntan cuánto tiempo demorará que esto ocurra.
El senador federal Bill Nelson, demócrata por Florida, dijo que aprueba la decisión del presidente Barack Obama de crear una «relación moderna» con La Habana, pero consideró poco probable que el Congreso modifique la Ley de Ajuste o el embargo hasta que el régimen haya tomado medidas significativas.
«No habrá cambios importantes a una ley como esa o al embargo a menos que personas como yo los apoyemos, y no voy a apoyarlos a menos que vea algún movimiento hacia la libertad», dijo Nelson a la AP.
Los cubanos que llegan a la frontera estadounidense, a la costa o un aeropuerto reciben automáticamente permiso para permanecer en el país, según lo establecido por la ley de 1966, que les permite solicitar la residencia permanente un año después.
Con el fin de desalentar la migración masiva por mar, Estados Unidos estableció en los años noventa la llamada política de «pies secos, pies mojados», en virtud de la cual a los emigrantes cubanos que llegan a suelo norteamericano se les permite quedarse, pero los interceptados en el mar son repatriados o enviados a un tercer país si pueden probar un temor fundado a la persecución.
Nuevas complicaciones
La reanudación de las relaciones diplomáticas puede traer nuevas complicaciones.
Los emigrantes de otras nacionalidades detenidos inmediatamente después de cruzar la frontera estadounidense sin autorización están sujetos a la deportación expedita. Los cubanos están exentos con solo presentar pruebas de su nacionalidad.
Randy McGrorty, director de Servicios Legales Católicos de Miami, entidad que ayuda a los inmigrantes a asentarse en Estados Unidos, señaló que la cláusula de la Ley de Inmigración y Naturalización sobre la deportación expedita excluye a personas «de un país en el Hemisferio Occidental cuyo gobierno no tiene relaciones diplomáticas plenas», sin mencionar a Cuba por su nombre. No está claro cómo el restablecimiento de relaciones plenas pueda afectar esa parte vital de la ley, dijo McGrorty.
Los críticos de la Ley de Ajuste Cubano enfatizan que se redactó en una época en que la política era un factor en la decisión de muchas personas de marcharse de Cuba, pero dicen que en los últimos años los cubanos dejan su país fundamentalmente para reunirse con familiares o en busca de mejores oportunidades económicas.
Además, señalan que la modificación de la Ley Migratoria cubana en 2012 permite a los ciudadanos de la Isla viajar al exterior sin solicitar un permiso del Gobierno e incluso mantener derechos en Cuba después de establecerse en Estados Unidos.
Junto a la visa de entrada múltiple por cinco años creada por Estados Unidos, esto ha contribuido a un aumento en el número de cubanos y cubanoestadounidenses que viajan entre ambos países, añaden.
El senador federal Marco RUBIO, cubanoamericano y republicano por Florida, ha criticado la tendencia al aumento de los emigrantes que viajan constantemente entre los dos países, advirtiendo que eso pone en peligro el trato especial del que han disfrutado los cubanos desde hace muchos años.
Si la política preferencial se mantiene para ayudar a los que huyen de la persecución política, esos viajes «socavan ese argumento», dijo Rubio en agosto. «Ese tipo de viajes pone el peligro el estatus de los cubanos».
El pasado fin de semana, Rubio alertó que el acercamiento del presidente Barack Obama al Gobierno cubano abrirá las puertas para que legisladores críticos de la Ley de Ajuste planteen su derogación.
El senador, posible candidato presidencial, dijo a periodistas que la premisa de esa ley se basa en que Cuba «es una dictadura que oprime a su pueblo» y que las personas vienen aquí «huyendo de la tiranía castrista» a la que ahora se le reconoce como «un gobierno legítimo».
Frank Mora, profesor de la Universidad Internacional de Florida (FIU), reconoció que la reanudación de las relaciones podría ser en el futuro el principio del fin de la Ley de Ajuste, pero dijo que «no es algo automático».
«Se requiere de un proyecto de ley en el Congreso para derogarla y hasta ahora yo no he visto mucho interés en un debate para cambiar la ley», señaló Mora, director del Centro de Estudios para América Latina y el Caribe de la FIU, citado por la agencia Notimex.
Por su parte, el abogado Mario Lovo, especialista en temas de inmigración, opinó que si no es derogada, «la ley va a caer por su propio peso», porque ya no va a tener razón de ser, ante una normalización de las relaciones entre ambos gobiernos.
La Sección de Intereses de Estados Unidos aprobó el año pasado más de 33.000 visas de no inmigrante a cubanos para visitar Estados Unidos, un aumento de 99%.
También ha aumentado la rapidez con que se otorgan esas visas y el tiempo de espera ha bajado de 57 meses en 2012 a cinco meses este año. Sin embargo, el proceso puede ser complicado. Los cubanos tienen que esperar horas y horas desde el amanecer, en un parque junto a la misión estadounidense conocido como «el parque de los lamentos», debido a las largas estancias y el frecuente rechazo de documentos.
Una de las que esperaba en la Sección de Intereses esta semana era Magaly Ruedas, de 75 años, quien quiere reunirse con su familia en Estados Unidos y espera que se mantengan los beneficios a los cubanos. Si cambian la ley, «creo que eso perjudicaría a los cubanos y no me parece que ese sea el objetivo de Obama ni de Raúl», dijo.
(Tomado de Diariodecuba)
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