LA HABANA
Medio siglo después de que Washington rompió relaciones con Cuba, la misión de siete pisos de Estados Unidos se yergue sobre el bulevar marítimo del Malecón en La Habana como la representación diplomática más grande en el país.
Guardias cubanos vigilan a intervalos breves en la calle, y miles de isleños hacen fila cada año para tratar de obtener una codiciada visa.
Repentinamente, la reluciente Sección de Intereses de Estados Unidos se encamina a convertirse en una presencia aún más importante en Cuba debido a que ambos países negocian la primera fase de su histórica distensión, lo que transformaría el complejo en una embajada que refleje las esperanzas del gobierno del presidente Barack Obama de lograr nueva influencia en la isla.
Roberta Jacobson, secretaria de Estado adjunta para asuntos del hemisferio occidental, será que se sepa la funcionaria de mayor jerarquía del gobierno estadounidense en visitar Cuba después de varias décadas cuando acuda el mes próximo para las conversaciones anuales sobre migración, que ahora también estarán enfocadas en los detalles de reestablecer relaciones diplomáticas plenas.