El senador Marco Rubio de la Florida, el hombre proa acerca de Cuba en el Partido Republicano, pareció luchar por contener su furia cuando respondía a la decisión del miércoles del presidente Obama de normalizar las relaciones con el enemigo de la Guerra Fría.
El legislador cubanoamericano, al dirigirse a una sala llena de reporteros y fotógrafos en el Capitolio, cortó el aire con su mano derecha, lanzó respuestas tersas y, con frecuencia, alzando su voz, escupió insultos contra la administración Obama: Sigue leyendo