Por Fernando Ravsberg
“Por muy mal que esté España, a Cuba no regreso, porque allí no hay futuro”, me dijo una cubana en Barcelona, donde residió los últimos 10 años. Desde que llegó se dedica a limpiar casas sin pagar seguridad social por lo que tampoco tendrá jubilación.
Un amigo mío con un próspero negocio propio en la Isla también ha decidido emigrar “porque en Cuba no hay futuro para mis hijos”. Tiene dos adolescentes a los cuales seguramente no podrá costearles una carrera universitaria en los Estados Unidos.
Prácticamente cada persona que decide emigrar repite esa frase hecha, a pesar de que está lejos de la realidad dado que en todas partes hay un futuro. El porvenir podrá ser mejor o peor pero siempre existe, incluso tras la muerte, cuando nos convertimos en polvo. Sigue leyendo