Los dilemas de la “lealtad”[1]

 

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Lenier González Mederos, La Habana | 28/07/2014 11:51 am

“Vamos a hacer un mundo de verdad, con la verdad partida como un pan terrible para todos”.
Cintio Vitier, “No me pidas”.

Con gratitud al magisterio del padre Carlos Manuel de Céspedes García-Menocal.

El pasado verano tuve la grata oportunidad de visitar la ciudad de Miami, invitado por la Asociación de Estudios de la Economía Cubana (ASCE). El evento, desarrollado durante varios días en el hotel Hilton del bellísimo centro de la ciudad, acogió a los miembros de ASCE —en su inmensa mayoría cubanoamericanos académicos y exfuncionarios de instituciones financieras internacionales—, actores sociales y políticos de Miami, funcionarios del Departamento de Estado y de otras entidades destacadas en Washington, así como a un grupo de cubanos de la Isla, en su inmensa mayoría perteneciente a la sociedad civil opositora. Se agradece inmensamente que una entidad que tiene el objetivo de pensar y estudiar a Cuba invite a compatriotas de la Isla a participar en sus foros. Sin embargo, se extrañó en ASCE la presencia de los otros sectores de la sociedad civil cubana, esos que representan el espectro oficial y a la sociedad civil no opositora.

Mi ponencia, que estuvo relacionada con los desafíos del relevo político en Cuba, fue escuchada con respeto y atención. La calma en el auditorio se disipó justo cuando hice mención a la necesidad de la existencia en Cuba de un “quehacer político diverso, pero leal”. En la versión ampliada de mi ponencia, publicada en el pasado número de Espacio Laical, agregaba la necesidad de que ese “quehacer”, estuviese “comprometido con los cambios estructurales que Cuba necesita”, pero que, a su vez, “estuviese desvinculado de los mecanismos de la Ley Helms Burton y de los andamiajes del Embargo/Bloqueo”, por ser estos “ilegítimos, inmorales, y lesivos a los intereses de los cubanos patriotas”. Sigue leyendo

Rapero cubano Bian Oscar Rodríguez, “El Bi”, visita Miami

NuevoHerald

Bian Oscar Rodríguez, “El Bi”, es miembro del dúo más popular de la historia del hip-hop en Cuba: Los Aldeanos. Desde que el grupo surgió en el 2003 –con la participación de Aldo Rodríguez Baquero, “El Aldeano”– ha producido más de 30 discos.

Su último hit, Toda una nación, sacado a raíz de un brote de cólera en la isla, expone claramente dónde están las inquietudes de Bian. “Te confieso, hermano, el miedo me ha invadido, no por mí, por el futuro de tu hijo y el del mío. ¿Qué más tiene que pasar, pa’ que el pueblo reaccione y llene el corazón del valor que perdieron los c…”, pregunta “El Bi” mirando a la cámara.

En esta y otras canciones, estos raperos proponen una identidad “revolucionaria” subversiva, que cuestiona el liderazgo y las políticas de los gobernantes cubanos. Su música puede interpretarse como una forma de práctica política en sí misma, en un contexto donde la movilización cívica está restringida, aunque ellos se identifiquen como artistas y no como activistas.

Pese a su discurso contestatario, en su trato, Bian no encarna el estereotipo de rapero agresivo. Su hablar es suave, quizá el resultado de seis años como maestro de escuela primaria. Su salario de 350 pesos le ayudó a sobrevivir los primeros años de censura en la isla, hasta que el gobierno le permitió finalmente viajar y presentarse en América Latina, Europa y Estados Unidos.

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