Hace unas pocas semanas, traté de encontrarle sentido a un artículo en The Miami Herald acerca de una encuesta sobre las opiniones de los cubanoamericanos en relación con la política norteamericana hacia Cuba. La encuesta fue realizada para el periódico por una firma privada de investigaciones, Bendixen and Amandi International. La muestra era de 400 cubanos inscritos como electores en el Miami-Dade.
Argumenté que, más allá de los resultados aparentemente contradictorios y la atención puesta en el hecho de que la mayoría de los electores cubanoamericanos inscritos continúan estando a favor del embargo, la conclusión más significativa de toda la encuesta es la siguiente: en el seno de la comunidad cubana, el segmento que crece –cubanoamericanos nacidos en EE.UU., cubanos más jóvenes y recién llegados– son precisamente los que más probabilidades tienen de oponerse al embargo.
Ahora una nueva encuesta realizada por la Universidad Internacional de la Florida (FIU) no solo confirma sin lugar a dudas ese punto, sino que concluye que el número de cubanos de Miami que se oponen al embargo excede a los que los favorecen en 52 por 48 por ciento.