JEAN-GUY ALLARD
Dos sicarios de la CIA que participaron, en Argentina, en sesiones de tortura de los diplomáticos cubanos Jesús Cejas —cuyos restos han sido entregados a Cuba hace unos días— y Crescencio Galañena, viven tranquilamente desde hace varios años en Estados Unidos bajo la protección absoluta de las autoridades de ese país.
Michael Townley, un norteamericano asesino que fue prestado a la CIA por la DINA —la Gestapo del dictador chileno Augusto Pinochet— y Guillermo Novo Sampol, un viejo cómplice cubanoamericano del agente de la CIA Luis Posada Carriles, reciben una protección integral a la vez del FBI, con el cual siempre colaboraron, de la CIA que le sirvieron de ejecutantes de tareas sucias, y del Departamento de Estado que pretende ignorar su presencia en territorio norteamericano. Sigue leyendo